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5/3/2022
Francisco Martinez | CEO & Co-Founder de emotionhack_
El pasado día 1 de mayo se celebró el día internacional de los trabajadores. Fue un primero de mayo de 1886 cuando una huelga que reivindicaba el cumplimiento de la ley que había instaurado la jornada laboral de 8 horas en EE.UU. culminó, dos días después, con una batalla campal donde la policía acabó disparando a quemarropa contra los manifestantes.
Han transcurrido más de 100 años desde entonces y pocos son los que recuerdan el origen de este día. El denominado movimiento obrero ha quedado en un segundo plano puesto que la revolución industrial ha quedado relegada por la revolución digital. En esta nueva realidad las condiciones laborales que reivindicaban los sindicalistas hace más de 100 años se han alcanzado y ahora son otras metas las que se persiguen desde las uniones de trabajadores, pero no es esto de lo que quiero hablar hoy.
Suele pasar desapercibido, pero después de dormir donde más tiempo invertimos los seres humanos es en el trabajo. Disfrutar de unas condiciones laborales dignas es fundamental, pero para que el trabajo sea digno no basta con que uno reciba un salario justo y no trabaje más de 8 horas al día. Unas condiciones laborales dignas, en el año 2022, pasan, además de lo anterior, porque la persona pueda desarrollarse como tal realizando las funciones del trabajo que desempeña. Pasa porque pueda desarrollar el talento que emplea de forma que se sienta útil y realizado.
Es precisamente de eso de lo que quiero hablar hoy, de talento. Hablar de trabajo sin hablar de talento hoy en día, es hacerlo de forma incompleta. Es nuestro talento lo que empleamos todas las personas que trabajamos para cumplir con nuestras labores profesionales; y para que el talento se manifieste las condiciones laborales deben tener presentes una serie de elementos que van más allá del horario o de la remuneración. Y más después de la pandemia, donde se ha puesto de manifiesto que gracias a la tecnología el talento puede hacer llegar sus resultados desde cualquier parte del planeta.
¿Qué es lo que necesita el talento para manifestarse? Si dijera que existe una fórmula mágica estaría vendiendo humo. Cada empresa tiene unas necesidades y un contexto distinto que condiciona la forma en la que el talento se manifiesta. No es el mismo talento el que necesita una start-up que está levantando su primera ronda de financiación, que el que necesita una scale-up, ni el que necesita una big4 o una empresa consolidada del IBEX-35. Sin embargo, es muy probable que los perfiles deseados por todas ellas sean similares. ¿Dónde creen que se irá el talento? Casi con toda probabilidad se irá donde pueda desarrollarse de forma más natural. Ese es el verdadero reto que enfrentan las empresas hoy en día, crear esos entornos que atraigan y permitan aflorar el talento de sus trabajadores. En el pasado una remuneración alta podía considerarse como algo suficiente para que el talento aflorara, hoy en día, si bien el salario sigue siendo uno de los elementos que más pesan a la hora de aceptar una oferta de trabajo, no es el definitivo.
En este sentido, el término salario emocional entró en escena hace algún tiempo. El denominado salario emocional orientado a compensar una remuneración injusta, a la larga, genera burnout y repele el talento. Por contra, el salario emocional asociado a una remuneración justa es algo que difícilmente puede contrarrestrarse. Este salario emocional pasa por algunas compensaciones que no tienen que ver con los euros de la nómina de final de mes. Van desde los seguros de vida, al cheque comedor o a la guardería de los peques.
Sin embargo, también tiene que ver con cómo se gestiona el talento de las personas y sus expectativas. Un manager que sea capaz de gestionar y liderar adecuadamente es uno de los mayores imanes de talento que pueden existir dentro de una organización.
Un trabajador no deja de ser una persona que trata de poner todo su talento al servicio de los demás. Entender que los trabajadores son meros recursos que responden a incentivos extrínsecos es una mentalidad propia de hace 100 años que revela una cultura de empresa cortoplacista y anticuada. Tal vez vaya siendo hora, en aras de promover unas condiciones dignas en su totalidad, que en lugar de hablar de trabajo hablemos de talento y de lo que las empresas deben de hacer para desarrollarlo y favorecer el pleno desarrollo de las personas.
